martes, 19 de octubre de 2010

JOSÉ, MI COMPAÑERO




Hoy, mientras escribo esta nueva entrega de mi blog, me transporto 13 años atrás y me recuerdo a mí misma con una gran barriga y mucho miedo e ilusión al mismo tiempo. Estaba a punto de tener a mi hijo José Miguel y no me sentía, en absoluto, preparada para toda la responsabilidad que se me venía encima.
Me había casado dos años antes y, fiel a mi forma de ser de entonces, había planeado meticulosamente que tendría un bebé cuatro años después... Ahora sé que solo Dios y el karma deciden lo que será de nosotros... así que un día, llena de terror, dada mi condición de mujer independiente y controladora, recibí la noticia de que estaba embarazada...

Soy totalmente honesta la contar esto, sobre todo con José Miguel, porque él más que nadie en el mundo sabe cuánto amor ha llegado a caber en mi corazón hacia él... Salí del consultorio del médico y con mi gran amiga Sylvia Lennan, no sabíamos si saltar de la emoción o desmayarnos del susto...

Pero todo cambió cuando me hicieron la primera ecografía... lo vi de siete semanas y su corazón había empezado a latir... Creí que me iba a morir de amor!!!! esa cosita del tamaño de un fréjol me iba a cambiar la vida radical y literalmente. Y no dudo al decir que hizo de mi vida más completa, aunque no soy partidaria de aquello de que la maternidad le hace feliz a uno como por arte de magia... Estoy convencida que ser mamá no es para todo el mundo. Pero a mí me tocó y doy gracias por eso.


Primer Halloween de José Miguel (octubre de 1998) 

Ayer, Jorge y yo tuvimos una cita familiar con el tutor de José en el colegio. Y claro, hubo cosas que hay que ajustar, pero definitivamente hay muchas que celebrar. Mi hijo no es perfecto, pero tiene demasiadas cosas de las cuales me enorgullezco: es honesto, bueno de corazón, capaz de ponerse en los zapatos de los demás. Incapaz de hacer daño deliberadamente. Es gracioso, con gran sentido del humor y con un talento indiscutible...

Con Jorge le hemos dado muchas armas para que se defienda, pero no creo que debamos armarle demasiado. También tendrá que sufrir, a veces, como todos. Le hemos enseñado lo qué es bueno y lo que no... pero todavía le faltan cosas por descubrir y tendrá que hacerlo solo. Espero que sea capaz de detenerse a pensar dos veces antes de tomar las decisiones que tenga que tomar. Pero estoy segura de que algo sí le hemos marcado hasta la saciedad: que sea honesto y limpio de corazón, así tenga 99 años...

Del Jose debo destacar su capacidad para dolerse por los demás. El ha sido el más perfecto compañero en la pobreza y en la no pobreza (no digo riqueza, porque aún no me ha tocado). Él y yo hemos pasado tantas cosas buenas, no tan buenas, malas y pésimas... y nunca me ha faltado un abrazo o una caricia de su parte. Recuerdo que, por un tiempo, éramos solo los dos y vivíamos en una casa bastante fea, fría y pequeña... Nunca se quejó y siempre le vio el lado divertido a las circunstancias. Recuerdo, también, cómo años después,  me cuidó con tanto amor durante los 15 días que estuve en cama para evitar perder el bebé que esperaba y que finalmente se fue...


Jose y Pau en los tiempos de la casa fría, fea y pequeña (Quito, 2002)


Cuando "trabajábamos" juntos en Mac Donald`s, ¿te acuerdas Jose? Cuando hacíamos adornos navideños para vender, en la época en que me quedé sin trabajo; o cuando me acompañaba a trabajar en Vistazo, nos daba la madrugada y se dormía en un sillón, tapado con todas las chompas de mis compañeros... Pero siempre con una sonrisa...

Si de algo me siento orgullosa es del hecho de nunca habernos separado... Hemos estado juntos en las buenas y en las malas... Como debe ser, como deben estar las mamás y los hijos. Y sé que mañana, cuando sea un hombre, no reclamará por lo poco que pude darle, pero sí estará seguro de que siempre lo amé...

Te amo desde que te vi en esa pequeña pantalla, te amé cada día de estos 13 años y te amaré por siempre, mi amor...

















domingo, 17 de octubre de 2010

POR QUÉ SOY PERIODISTA



Hace unos días fui invitada a un evento emocionante para mí. Eran los 20 años del Premio Jorge Mantilla Ortega http://www.elcomercio.com.ec/cultura/Jorge-Mantilla-Ortega-periodismo-ecuatoriano_0_353364675.html, que años tras año entrega el diario El Comercio a los trabajos periodístico más destacados.
Este evento fue especial para mí porque tuve la oportunidad de reencontrarme con varios amigos y conocidos del mundo periodístico de Ecuador y por el lanzamiento de un libro conmemorativo de este aniversario que incluye entrevistas a los ganadores de estos veinte años.
Para el libro nos entrevistaron a los ganadores de todas las ediciones del premio, pero, por razones de espacio, fueron editadas. Aquí quiero compartir la entrevista completa. No es por ego, sino porque sé que muchos de mis allegados se interesan por ello; porque quiero compartir estos recuerdos con mi hijos y rendirle un homenaje a quienes contribuyeron con sus enseñanzas a que mi trabajo haya sido reconocido.
Paulina Trujillo inició su carrera periodística en 1993 como reportera de la sección Gente de la revista Vistazo en Guayaquil. De la mano de Patricia de Burbano ella desarrolló destrezas en el oficio de informar y, en 1994, se hizo acreedora al Primer Premio de Investigación en el Concurso Nacional de Periodismo Jorge Mantilla Ortega de diario El Comercio, con su primer reportaje: Se venden drogas… quién las compra?
Después de este logro siguió aprendiendo el oficio y, en 1997, fue finalista en la categoría Crónica del Concurso de Periodismo Símbolos de Libertad. En ese mismo año fue ascendida a Editora de la sección Gente y más tarde fue asignada a la sección Entretiempo y Sociedad (que abarca las áreas de Cultura, Tendencias, Crítica de cine, libros y televisión) como Editora de la misma.
En 2000 su carrera dio un giro drástico y dejó el periodismo para incursionar en la redacción creativa en Grupo Editorial Santillana. Se mudó a Quito con su pequeño hijo José Miguel Fabre y escribió una antología de lecturas para los libros de sexto, séptimo, octavo, noveno y décimo grados de Educación Básica.
En 2001 volvió a vincularse a Vistazo (como freelance) hasta 2005, al tiempo que colaboraba en medios como las revistas Cosas, diario Expreso, entre otras publicaciones.
En 2003 recibió la invitación para formar parte del staff del diario The Washington Post en calidad de periodista interna por un mes. Allí colaboró con periodistas como Milton Coleman, Douglas Farah, Marcela Sánchez, Gina Acosta, entre otros.
Su carrera siguió activa con colaboraciones externas con varios medios y la cátedra. Hasta que en abril de 2008 ingresó a Grupo El Comercio para formar parte del staff del semanario Líderes. Allí colaboró regularmente con esta publicación hasta noviembre de 2009. Durante su tiempo en Líderes fue parte del equipo que recibió el Primer Premio de Periodismo sobre Propiedad Intelectual otorgado por la Cámara de Comercio Ecuatoriano Americana  http://www.revistalideres.ec/2009-07-27/Home/Temas-de-Portada/Microempresa_001.aspxy del Segundo Premio Tierra de Luz de Reportajes Turísticos otorgado por la Universidad de Especialidades Turísticas de la UCT.



El "dream team" de Líderes. Ganadores del Segundo Premio Tierra de Luz de la UCT (Quito 2009)


Fernando Mendoza, Albertina Navas y yo, el equipo ganador del I Premio de Periodismo de Propiedad Intelectual  (Quito 2009)

Además ha participado en varias publicaciones. Son de su autoría: las memorias sobre la Maestría en Equidad de Género (CIMUF. 2005); El tomo de Geografía de la Enciclopedia del Estudiante (Editorial Santillana-Diario El Comercio 2006). El libro Rostros y Rutas de la Producción (CORPEI-Editorial Edino 2006) y la Agenda del Eje Social 2007 (Manthra Editores- I. Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, 2006)
Actualmente es la periodista responsable de la publicación Ekos Pymes Ecuador 2010 de la Corporación Ekos Ecuador, mamá de José Miguel y Muriel Marie Fabre, desarrolla un blog y escribe poesía.

Qué es para usted ser periodista?
Es estar del lado de la verdad. Es saber comunicar lo que el público necesita conocer. Es tener la capacidad de observar, analizar, discernir e informar. Es ser objetivo y tener pasión por la verdad. Es tener fe en que el conocimiento y la información pueden generar cambios.


¿Por qué decidió hacerse periodista?
Debo ser sincera y decir que no fue mi intención… Más bien fue el destino, en el que creo firmemente… Sin embargo, lo claro es que siempre he escrito (desde que aprendí a escribir) y jamás he dejado de hacerlo. Y una persona que escribe es, siempre, un comunicador, pues nadie escribe para sí mismo. Lo cierto es que (en 1993) yo era una estudiante de Literatura que, al mismo tiempo, trabajaba como cajera de banco, una labor que odiaba y en la que era bastante mala… La casualidad me llevó a trabajar en una agencia que quedaba en los bajos del edificio de la revista Vistazo, en Guayaquil. Todos los días les cambiaba los cheques a los periodistas de Vistazo de ese tiempo (Carlos Jijón, Patricia Estupiñán de Burbano, Cecilio Moreno…) y cuando se iban de mi ventanilla pensaba: ay! ¡cómo me gustaría hacer lo que ellos hacen!!!…
Era mala como cajera y me sentía frustrada, al borde de la desesperación. Entonces mi novio (que hoy es mi esposo y el papá de mis dos hijos) me dijo que por qué no intentaba trabajar en Vistazo. Yo le dije que era imposible, pues era una jovencita que no había terminado la universidad y que nunca había publicado nada… Pero él insistió e insistió, hasta que una tarde, casi a rastras me llevó a la oficina de Patricia de Burbano… Ella me miró y me reconoció como “la cajera de abajo”… Le conté mi historia y ella me dijo que hiciera un reportaje de prueba sobre los mendigos indígenas que había en las calles de Guayaquil. Acepté. Lo gracioso era que, justamente en esos días, Guayaquil era la sede de la Copa América de Fútbol y, aparentemente, habían “limpiado” las calles de mendigos. Con mi novio (que hacía de fotógrafo) recorrimos la ciudad buscando a los protagonistas del reportaje hasta que los encontramos y armé el artículo. Dejé el texto donde Patricia y regresé a mi ventanilla de banco.
En el transcurso de la mañana ella se acercó a mi caja y me dijo que cuando terminara mi trabajo subiera a su oficina. Fui y me dijo que, casualmente, iban a hacer un especial para el que necesitaban reporteros freelance. Y me asignó una serie de notas. De la emoción no recuerdo haber preguntado cuánto iban a pagar… Bajé al banco feliz y dispuesta a hacer el trabajo encomendado…
Una semana después, Patricia volvió a mi ventanilla con igual requerimiento: que subiera a su oficina cuando terminara mi trabajo. Yo pensé: ¿será que me va a botar? Subí. Ella me dijo que el reportero de la sección Gente (espectáculos, perfiles, etc.) se había ido y que había esa vacante y me preguntó que si me interesaba… Yo no lo podía creer… recuerdo que me iban a pagar bastante más que en el banco, pero de eso me di cuenta mucho después. Lo que me tenía en las nubes era que iba a ser reportera de Vistazo… wow!!! Todavía se me eriza la piel cuando lo recuerdo… Bajé corriendo al banco y le dije a mi jefe: renuncio!!! Me imagino que él debe haber estado harto de mí porque me contestó: venga Paulina, yo le escribo la renuncia…
Era el miércoles 28 de julio de 1993… el lunes 2 de agosto empecé mi carrera como periodista…


¿Qué ha significado para usted ser periodista a nivel personal y profesional?
Ya no hay una diferencia entre la Paulina persona y la Paulina periodista. Las dos cosas ya no se separaron nunca más, ni siquiera en las épocas en que no ejercí el oficio por varias circunstancias. Ser periodista, para mí, es algo a tiempo completo. Uno es periodista despierto, dormido, de vacaciones, en un medio o fuera de él. Para mí ha significado mucho aprendizaje, el hecho de conocer gente de todas partes del mundo, de las más diversas condiciones y con las historias más variadas. Ha significado una realización personal, no solo profesional. Ha sido haber encontrado mi norte, es haber encontrado la oportunidad de trascender…


¿Cómo es o ha sido, para usted, hacer periodismo en un país políticamente y socialmente conflictivo como el Ecuador?No he sido una periodista combativa, por lo que no he tenido demasiados enfrentamientos con el poder. Pero sí he sido arriesgada y apasionada y creo que mis mayores escollos los he encontrado en la dificultad para conseguir información de ciertas fuentes por pudor, intereses creados, etc. Pero he experimentado la satisfacción de haber aprendido los “trucos” del oficio y haberlos puesto en práctica satisfactoriamente. En la parte no tan feliz, otra cosa que he palpado de ser una periodista en Ecuador es que financieramente no es un buen negocio y que, la mayoría del tiempo, se trabaja por un inmenso amor al oficio.


¿Vale la pena jugárselo todo por este oficio? ¿Por qué?
Todo, excepto la dignidad. No me caracterizo ni estoy de acuerdo con la figura del periodista kamikaze… No me caracterizo por ser una reportera de guerra. Mis luchas han sido más bien contra las malas prácticas internas del periodismo, en eso no he claudicado ni claudicaré nunca. Cuando he tenido que decir la verdad a pesar de que eso signifique una amonestación de mis jefes, lo he hecho. Cuando he tenido que irme de un medio por no estar de acuerdo con las maneras corruptas de hacer periodismo, no he dudado ni por un segundo.


¿Está en crisis el periodismo ecuatoriano? Si su respuesta es sí o no, argumente por qué.
Hay una crisis los valores en general, no solo en lo relacionado con la práctica periodística. Sin embargo, ahora que han pasado 17 años y mucha agua bajo el puente de mi carrera periodística, puedo decir (aunque suene a sermón de abuela) que antes las cosas eran diferentes, que había más compromiso, más rigurosidad, más preparación, más ética… Tal vez piense eso porque tuve a los mejores maestros que se puede desear en este oficio en Ecuador. Ellos, y en especial, Patricia de Burbano, me cincelaron a su imagen y semejanza, y me enseñaron que la excelencia y la ética son los pilares fundamentales del periodismo.
Así como una vez fui la menor de la redacción, he llegado a ser la mayor, con más años y experiencia, y me asombra ver las falencias que traen a las redacciones la mayoría de los nuevos periodistas, todos ellos talentosos y expertos en las herramientas tecnológicas, pero muchas veces carentes de una mínima cultura general y valores éticos.


¿Qué significado tiene para usted participar en un concurso de periodismo en el Ecuador, un país donde el trabajo del periodista es tan poco reconocido?
Imposible negar que cuando uno se apunta en un concurso periodístico, el ego llega primero que uno a la inscripción… Pero también es satisfactorio cuando personas que saben muchísimo más que uno escogen nuestro trabajo y lo premian… Nos hace sentir que estamos en el camino correcto.


Cuéntenos, por favor, su experiencia concreta con el concurso Jorge Mantilla Ortega. ¿Cómo decidió participar, cómo fue la expectativa mientras su participación era valorada por el jurado? ¿Cómo recibió la noticia del premio?
Gané el premio Mantilla con mi primer reportaje. Aunque me habían contratado en Vistazo para hacer artículos más bien “lights”, Patricia de Burbano, me permitió hacer una investigación bastante riesgosa que pretendía demostrar cuán fácil era comprar drogas en Guayaquil. Durante tres meses, cuando me desocupaba de mis asignaciones normales, me dedicaba a reportear el tema de las drogas. Mi teoría se probó, pues pudimos comprar drogas en los lugares más insospechados como un PAI a 20 metros de la Gobernación del Guayas.
El artículo circuló sin nombre para protegerme… Y luego se decidió que participara en el concurso de periodismo Jorge Mantilla Ortega. Pero nunca nos imaginamos que ganaría…
Pasaron varios meses y un día contesté una llamada y me preguntaron algunas cosas sobre los reporteros de Vistazo. Yo pregunté que para qué y me contestaron que era sobre el premio Mantilla. Ingenuamente pregunté ¿y quién ganó? y la persona me dijo: usted. Solté el teléfono y me puse a gritar. Todos mis compañeros corrieron para ver qué me pasaba y saltábamos como locos… Recuerdo ese momento con un cariño inmenso: todos juntos saltábamos abrazados, era una fiesta… Luego me di cuenta que había dejado el teléfono descolgado y la persona en el otro lado se reía porque se dio cuenta del alboroto que se armó.


¿Le hizo mejor periodista ganar el concurso o qué cambió en su vida profesional tras el premio?
Para Vistazo, el hecho de que yo hubiera ganado el Mantilla era toda una proeza. Me sentía una “estrella”. Y la emoción hizo que mi foto y mi historia aparecieran en la página del editorial de la siguiente sección de Vistazo. El resultado: empecé a recibir llamadas amenazadoras de los vendedores de drogas a los que había “delatado”. Tuve un policía cuidándome por muchos días… Esa fue la parte fea del estrellato.
¿Que si me hizo mejor periodista? Lo que puedo decir al respecto, es que ganar un premio Mantilla representa un gran peso en este país. A partir de haber ganado este premio tuve que competir constantemente conmigo misma. No podía dormirme en los laureles, fue algo que me ayudó a conseguir muchas cosas, pero que también me obligó a superarme a mí misma… Este premio si le marca a un periodista, le obliga a ser mejor cada día, con la carga de estrés que esto conlleva…


¿Cumple usted su responsabilidad de enseñar a las nuevas generaciones periodísticas lo que sabe?
Siempre… tengo una marcada vocación de maestra. A mi cargo han estado pasantes y principiantes a los que trato de inculcar (guardando las distancias) lo que Patricia de Burbano me inculcó con su ejemplo. Trato de inspirarles de la forma en que ella lo hizo y de inculcarles el amor a la verdad… También les corrijo y les enseño las cosas que no se aprenden en las universidades… Pero sobre todo trato de contribuir a que sean lo más exactos y honestos posibles al comunicar.


¿Cuál es su contribución personal y profesional a la urgente necesidad de elevar la calidad del periodismo en el Ecuador?
Mi contribución es mi trabajo diario. Siempre digo que el periodismo es un oficio, como lo es la carpintería, la sastrería, etc. Con la nobleza que los mencionados oficios tienen y con la exactitud que requieren para hacer el producto excelente. Por eso cada día me esfuerzo por dar mejor mis “puntadas”, lograr “modelos” más atractivos. En el periodismo cada pequeño detalle cuenta y mi contribución a mejorar la calidad del periodismo en este país se basa en estar alerta a los pequeños detalles.


¿Cuál es su respuesta profesional y ética a las reiteradas críticas del Presidente Correa al trabajo periodístico?
Me caracterizo por tratar de verle la parte divertida a todo y cada sábado intento no amargarme la vida con las opiniones de una persona que conoce tan poco del oficio de comunicar e informar. Pero debo ser muy honesta y reconocer que muchas veces las malas prácticas del periodismo le dan al Presidente Correa mucho material para sus ataques. Estoy en desacuerdo con las críticas sin sustento y sin otro propósito que denigrar, del señor Presidente. Pero me duele en el alma cuando las provocamos con nuestra
s inexactitudes.