sábado, 6 de marzo de 2010

El karma existe



Los males de este tiempo (y creo que de todos) tienen una madre y un padre... Qué, además, se aparearon siendo hijos (sin duda) de la misma madre: la maldad... Se trata del egoísmo y la envidia... Cada vez me doy más y más cuenta que son ellos (y no el amor, desafortunadamente) los que hacen girar al mundo.
Todos somos egoístas, en mayor o menor grado... eso ni dudarlo. Pero ese afán de protagonismo, de ser el primero, el único, el más importante, no conoce barreras. No reconoce ni a los afectos, ni a las prioridades, ni a los valores... Impera, gana, triunfa una y otra y otra vez.
Para mí el egoísmo es exactamente igual al diablito ese que sale en los dibujos animados que (al igual que el angelito) les habla a las personas y les (mal) aconseja. Que les dice: Oye no seas tonto, ¿no ves que el otro te va a ganar?... dale, dale, no importa... La lucha en contra del egoísmo es una lucha con uno mismo... es un asunto de "darse gusto" o "defraudarse"... Por eso ya no existe el compromiso, ni con la pareja, ni con los amigos, ni con el trabajo... el asunto es ganar, sea cual sea el premio y el método para conseguirlo.
Renunciar al egoísmo implica ponerse en los zapatos de los demás... Implica tratar de que los actos de las personas afecten mínimamente al prójimo. Significa valorar lo recibido, por más pequeño que sea; significa no lastimar a los más débiles (sobre todo los niños) y no hablo de lastimarlos físicamente, sino con las malas actitudes, entre ellas la indiferencia. Implica decirle algo agradable a alguien aunque le consideremos débil mental por ser más sensible que nosotros y expresarlo. No se trata de ser héroes ni de andar haciendo obras de caridad a cada paso... Se trata de vivir y dejar vivir... tan simple como eso.
¿Por qué toda esta descarga? Porque en estos últimos días he recibido el azote del egoísmo una y otra vez. Cuando empezaba a levantarme, venía un nuevo golpe y volvía a caer. El egoísmo con su horrible presencia hizo que mis hijos fueran lastimados (gracias a Dios aun son muy pequeños y bondadosos para darse cuenta de los daños)... Hizo que sintiera que ya no existe la gratitud... Me hizo sentir sola en medio de mucha gente... Me asustó ver que las prioridades de la gente están tergiversadas. Que hay cosas que han reemplazado a lo verdaderamente valioso por aquello que es solo maquillaje. Pero al reflexionar me di cuenta que el egoísmo y el vacío fueron los causantes de toda la avalancha de mala vibra de esta semana...
Pero como yo siempre digo: el karma existe. Mi amado Maestro, Paramahansa Yogananda (
http://www.yogananda-srf.org/), y mi amada maestra y amiga, Isa Brandt (http://www.biblio.com/books/459518175.html), me enseñaron, me han demostrado y me siguen demostrando que nada, nada, nada en este mundo queda sin resolverse ni en esta ni en las siguientes vidas. Solo queda esperar... y ni siquiera eso, porque la espera implica una carga de deseos de venganza. Pero no voy a ser hipócrita... la certeza de la existencia del karma, me alivia un poco el dolor que siento por los golpes recibidos.
El karma, según los budistas y los hinduistas es la combinación de la causa y el efecto. Según estas creencias milenarias, el Universo ha determinado que toda acción (buena o mala) tiene su reacción (buena o mala)... Lo he visto tantas veces, sin esperar, en gente que conozco, en gente que no tiene nada que ver conmigo y en mí misma... es infalible.
Siempre le digo a mi marido, cuando veo la efectividad del karma: aunque las fuerzas del Universo son perfectas, yo sí le haría un pequeño "ajuste" al karma. Haría que el aludido, al ser alcanzado por el efecto devastador de sus acciones fuera "notificado"... Es decir que su memoria se encargara de enseñarle por qué le está sucediendo tal o cual cosa. Porque la gente tiende a pensar que las cosas les pasan por salados, por mala suerte, por desdichados, por pobrecitos. Cuando, en realidad, reciben las consecuencias de sus actos de egoísmo, envidia y maldad.
Conozco a una mujer millonaria, dueña de una gran empresa, a quien su esposo le "pone los cuernos" con cuanta escoba con faldas se le cruce por delante. Cuyo hijo es esquizofrénico y en sus ataques de violencia ha llegado a golpearle... Cuya nieta (pobre niña, realmente) tuvo cáncer de riñón a los siete años de edad... Y cuya única hija mujer no ha podido tener un hijo y ha "debido" comprar uno... Esta millonaria es uno de los seres más crueles y despiadados que he conocido en el mundo... Perversa con sus empleados a extremos que rayan en la locura. Tiene todo el dinero del mundo, pero una vida personal miserable. Ella seguramente se lamerá las heridas y pensará: qué salada soy... Sin darse cuenta que todo lo que le sucede no es más que el karma. Porque no hay que morirse, necesariamente, para que en la vida siguiente se ejecute el karma... Cada acción despiadada de esta mujer, tiene una consecuencia desgraciada.
Por eso es importante, sean cuales sean, las creencias, religiones o filosofías que rijan nuestras vidas, que cada uno de nuestros actos procure molestar mínimamente al que vive, trabaja o comparte el planeta con nosotros. Que cada palabra que salga de nuestra boca procure la felicidad y no la infelicidad del prójimo. Es un trabajo difícil y de nunca acabar, pero creo que el solo esfuerzo nos traerá consecuencias buenas y nos dará paz y felicidad.
Mi tarea ahora es meditar y descubrir qué hice para haber vivido los días que viví la semana pasada... No soy ni me creo santa...

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